Emociones que educan: lectura del capítulo 22
Como parte de nuestras actividades en la materia Desarrollo Socioemocional y Aprendizaje, leímos el capítulo 22: “Desarrollo emocional” del libro Psicología del desarrollo: Un enfoque sistémico de Adolfo Perinat. Esta lectura fue clave para entender el papel profundo que tienen las emociones en el crecimiento, el aprendizaje y las relaciones humanas, especialmente en la infancia.
Para trabajar la comprensión del texto, realizamos un cuadro sinóptico que nos ayudó a organizar las ideas principales. Esta actividad nos permitió visualizar los conceptos más importantes y entender cómo están conectados entre sí.
El capítulo parte de una idea muy fuerte y es que las emociones no son algo separado del pensamiento ni del aprendizaje. Desde que somos bebés, sentimos, expresamos y compartimos emociones. Estas emociones nos conectan con los demás, nos ayudan a aprender a convivir y forman parte de nuestra identidad.
También vimos que, durante mucho tiempo, se pensó que lo emocional y lo racional eran cosas opuestas, pero ahora sabemos que están unidas. Un niño que se siente bien emocionalmente tiene más posibilidades de aprender y desarrollarse plenamente.
También comprendimos que cada cultura enseña a sentir de manera diferente. Hay culturas donde se enseña a guardar las emociones, y otras donde se permite expresarlas con libertad. Esto nos hizo pensar que la forma en que educamos emocionalmente a nuestros alumnos también está influida por nuestra propia historia y sociedad.
Más allá de ser solo una herramienta de estudio, el cuadro se volvió una forma de entender mejor nuestro papel como futuras docentes. Nos recordó que enseñar no es solo explicar contenidos, sino también saber mirar y escuchar lo que sienten nuestros alumnos.
Este capítulo nos dejó una enseñanza muy clara: la educación emocional es parte de una educación completa y humana. No podemos formar a nuestros alumnos sin atender sus emociones. Y para hacerlo bien, primero debemos entenderlas, valorarlas y saber gestionarlas en nosotras mismas.
La lectura y el cuadro sinóptico no solo nos ayudaron a aprender teoría, sino también a prepararnos para ser maestras más conscientes, empáticas y comprometidas con el bienestar emocional de nuestros estudiantes.
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